La piedra de la locura
Epílogos de Vicente Aleixandre y Camilo José Cela
Colección Biblioteca Arrabal, 2
128 páginas
Este libro, escrito en los primeros años de la década de 1960, en la época de los contactos del autor con los surrealistas parisinos, es un “libro de sueños”, escrito bajo la influencia de las pinturas de Magritte y El Bosco, el autor de la ‘Extracción de la piedra de la locura’, que se encuentra en el Museo del Prado.
Poco después, con Alejandro Jodorowsky, Topor y otros, Arrabal fundó el Movimiento Pánico. La piedra de la locura será, pues, “un libro pánico”.
Vino el cura a ver a mi madre y le dijo que yo estaba loco.
Entonces mi madre me ató a la silla, y el cura, con un bisturí, me hizo un agujero en la nuca y me sacó la piedra de la locura.
Luego, entre los dos, me llevaron, atado de pies y manos, a la nave de los locos.
Lee cinco poemas de La piedra de la locura en Zenda.
“En un panorama literario tan triste y adocenado como el de la literatura española contemporánea, su frescura, capacidad innovadora y ejemplaridad son únicas. Si no existiese Arrabal, ¡habría que inventarlo!” (Juan Goytisolo).
“El conocimiento que aporta Arrabal se halla teñido de una luz moral que está en la materia misma de su arte” (Vicente Aleixandre).
“La obra de Femando Arrabal está por encima y a un lado de la anécdota y de la representación y más allá de las tendencias y aun de los caprichos. En literatura, el acierto estriba en la meta intuida o presentida, no en el premio sino en su hermosa consecuencia, y más en lo que se hallla que en lo que se busca. Nadie sabe si la órbita de las estrellas ha sido creada por Dios, como el hombre o la flor o el pájaro, o es la misma mano de Dios hecha carne o nube o suspiro” (Camilo José Cela).
Fernando Arrabal (Melilla, 1932) es dramaturgo, novelista, poeta, ensayista, director de cine y pintor. Desde 1955 vive en París. En 1962 fundó con Roland Topor y Alejandro Jodorowsky el Movimiento Pánico. En 1967 fue procesado por el régimen franquista por blasfemia y ultraje a la nación española por la dedicatoria de un libro (“Me cago en Dios, en la Patria y en todo lo demás”). Fue encarcelado y más tarde absuelto gracias a la presión internacional de muchos escritores (Samuel Beckett, Eugène Ionesco, François Mauriac, Arthur Miller...). Es uno de los dramaturgos español más representados en todo el mundo, autor de un centenar de obras de teatro (como El cementerio de automóviles y El arquitecto y el emperador de Asiria), once novelas (Baal Babilonia, La torre herida por el rayo, La hija de King Kong, etc.), varios libros de poemas y ensayos y siete películas (entre ellas, Viva la muerte, Iré como un caballo loco y El árbol de Guernica). No hay otro autor español posterior a la Guerra Civil al que se le hayan dedicado tantos libros en tantos idiomas.
”Incluso si desafía a Franco y a Castro, Arrabal no es un contestatario, un predicador militante de la moral: es un hombre que juega. El arte, tal y como él lo concibe, es un juego, y el mundo en cuanto él lo toca se torna juego. Pero este siglo es un terreno prohibido para los juegos, una trampa puesta a los jugadores. Y pusieron esposas a las flores, esa obra inspirada en las cárceles franquistas, la leí en Praga en una época en que otras cárceles eran nuestras pesadillas cotidianas. Entonces me decía: un día se olvidará el horror, pero esta obra de Arrabal, esta sucia maravilla, orquídea de imaginaciones depravadas, esta magnífica flor fétida del mal, esta obra subsistirá” (Milan Kundera).
La Biblioteca Arrabal agrupa libros agotados o descatalogados de Fernando Arrabal, nunca traducidos al castellano o poco conocidos.Los dos primeros títulos son:
1. Carta al general Franco
2. La piedra de la locura
”Entre original y novedoso —más allá de Ionesco y Beckett—, la actitud y el lenguaje poético de Arrabal prolonga sus raíces tradicionales en el surrealismo, y se ha expresado significativamente en dos vocablos extremados y expresivos de una actualidad que diríamos desesperada y desesperante: la ‘confusión’ y el ‘pánico’, el terror pánico” (José Bergamín).